domingo, 28 de julio de 2013

Avanza nuestra Campaña electoral. Nos acercamos a su trecho final.

Se trabaja en los Partidos Políticos que han sido reconocidos, cada curso tiene el suyo. Los afiches de campaña empiezan a circular por las galerías. ¿A quién vamos a votar? ¿Qué nos dicen las imágenes y qué nos ocultan? ¿Cuáles son nuestras referencias para ejercer el derecho a votar? 30 Años de recuperación de la Democracia, las urnas y el poder militar... Estás en los padrones? - Tenés 16 años?¿Qué vas a hacer? -Nosotras optamos por votar y vos? Las fotos que aqui pueden verse son de Caras y Caretas de hoy. Sufragio universal : ¿ cuándo fue? ¿Universo masculino???

2 comentarios:

  1. En un sentido ampliado, el ejercicio de la ciudadanía puede tener lugar si todas las
    personas que son parte se asumen como tales, es decir, “ son”, “toman y forman” parte
    del grupo, del colectivo, de la institución.

    La construcción de lo público, a través del ejercicio de la ciudadanía, no es una tarea que compete sólo a los jóvenes sino también a los adultos.

    Si deseamos que sea un proceso auténticamente transformador y no sólo en las
    apariencias, democratizar la escuela, construir ciudadanía ampliada, es una tarea que atañe a toda la institución.

    De nada servirá cualquier instancia especial para la participación que se abra, si algo de la lógica de estos nuevos espacios no logra propagarse en la escuela. Si el proceso de fomentar la participación se quedara únicamente en abrir nuevos canales para ésta, no estaríamos más que reproduciendo la lógica de la política entendida solo como sustantivo, pero a una escala menor. Estaríamos dividiendo la vida escolar entre ámbitos donde transcurre “la política”, como algo abstracto, separado y específico, dejando al resto de los espacios escolares (incluida el aula) como “apolíticos” o “neutros” (y por lo tanto, al margen de una potencial democratización).

    Se trata, por lo tanto, de dejar de pensar el contexto escolar a partir de la idea de una “política” presente solamente en algunas instancias y asumir “lo político” como eso presente de manera constante entre las relaciones sociales que se dan tanto al interior de la escuela, como también entre la escuela y las familias, con la comunidad barrial, etc.

    Una sociedad democrática no es solamente aquella que garantiza legalmente los procedimientos eleccionarios, la expresión libre de ideas o el derecho a la organización y el reclamo, sino la que logra instaurar una subjetividad comprometida en su articulación con lo público, es decir, sujetos capaces de pensar qué lugar asumen y con qué nivel de responsabilidad en un colectivo.

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  2. En la escuela se enseñan conocimientos teóricos como así también “saberes prácticos”-
    que ayudan a manejarnos en espacios de intercambio de discusión colectivos, a tomar
    decisiones, a tramitar conflictos, a hacer demandas. Y es importante que estos
    conocimientos y saberes se aprendan no sólo en un espacio curricular determinado para tal fin sino que el cotidiano escolar promueva las condiciones para que el acto de la
    participación sea un hecho posible.

    En este sentido, la formación para la participación y el ejercicio activo de la ciudadanía atraviesa la experiencia escolar en su conjunto. Se trata de promover el acto de la participación más que prescribir en la forma de una orden la actitud participativa.

    Participando se aprende a participar y así uno se forma “para” y “en” el
    ejercicio de la ciudadanía, comprendida ésta no solamente como un conjunto de saberes
    teóricos, sino también como “el conjunto de prácticas (jurídicas, políticas, económicas y
    culturales) que definen a una persona como miembro competente de una sociedad.

    Prácticas cuya fuente de legalidad y legitimidad reside en la posesión de derechos que
    influyen en la distribución de recursos accesibles a distintas personas y grupos sociales”
    (Gabriel Kessler, 1996).

    Al interior de la escuela, así como en todos los ámbitos, las relaciones sociales (entre
    colegas docentes y directivos, entre adultos y jóvenes, o entre pares estudiantes) son
    relaciones políticas, porque de acuerdo a ellas se establece cierta organización del poder,
    cierta distribución. Por tanto, deberían estar sujetas a la autorreflexión permanente, sobre
    cómo pueden ser más democráticas. La democracia en cualquier ámbito, incluido el ámbito escolar, debe ser (re) producida en la práctica de cada día.


    ES NECESARIO ENTONCES ALERTAR SOBRE DOS CUESTIONES IGUALMENTE CLAVE:

    UNA ES QUE NO SE TRATA SIMPLEMENTE DE ABRIR ESPACIOS “ESPECIALES” DE
    PARTICIPACIÓN QUE CUMPLAN ESTA FUNCIÓN ESPECÍFICA. NO BASTA CON LA
    CONFORMACIÓN DE CENTROS DE ESTUDIANTES, CONSEJOS ESCOLARES DE
    CONVIVENCIA O PARLAMENTOS JUVENILES o CUERPOS DE DELEGADOS.

    TODOS ESTOS ESPACIOS ENCONTRARÁN SU VERDADERO SENTIDO SI CUMPLEN UNA MISIÓN MUCHO MÁS IMPORTANTE QUE ES AFECTAR LA LÓGICA EN QUE LAS PERSONAS DE LA INSTITUCIÓN SE RELACIONAN ENTRE SÍ.

    LA SEGUNDA CUESTIÓN ES QUE ASÍ COMO NO SE REDUCE A MOMENTOS DE LA VIDA O A ESPACIOS ESPECIALMENTE PREDEFINIDOS PARA TAL FIN, LA CONSTRUCCIÓN DE ESPACIOS DEMOCRÁTICOS, DE PARTICIPACIÓN, NO ES UNA TAREA DE CIERTOS ACTORES SINO DE TODOS.

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